Economía y finanzas: ¿Por qué debemos ir con prudencia en un año complicado?

Tanto en las finanzas de los negocios como en las personales, en el contexto actual es muy importante ponderar las decisiones monetarias que se tomen.

Unos meses atrás, los analistas económicos coincidían en que si bien la pandemia de COVID-19 había provocado la crisis más grave de los últimos cien años, las expectativas de una rápida recuperación eran altas en función a la evolución de la enfermedad y las decisiones que tomaran los gobiernos.

Sin embargo, el rebrote que afecta a Europa desde hace semanas, que ha llevado a varios países de este continente a retomar medidas restrictivas, arroja sombras sobre la probabilidad de volver a escenarios pre pandémicos en un breve plazo. Por otra parte, aun cuando China reportó un crecimiento cercano al 5% entre julio y septiembre respecto al mismo periodo del año pasado, el plan de recuperación diseñado por su gobierno pasaría por un impulso de la demanda interna. Tratándose de uno de los principales socios comerciales del Perú, esta decisión disminuye también nuestras expectativas de recuperación.

De esta manera, en un mundo bajo los efectos de una pandemia que por ahora no tiene término a la vista, la economía planetaria, si bien con algunos síntomas dispares de mejoría, marcha todavía deprimida en su mayor parte.

Economía nacional: una situación delicada

Así, a pesar de las proyecciones optimistas mostradas por funcionarios del gobierno, lo aconsejable es ir con prudencia dada una coyuntura nacional compleja que tiene entre sus principales características:

Pérdida de empleos

El INEI estima que 7 millones de peruanos quedaron sin trabajo en el trimestre marzo-junio y se prevé que en el mejor de los casos a enero de 2021 se recuperarían alrededor de 3 millones. No obstante, el alto número de desempleados trasladará o devolverá a muchas familias al rango de pobreza.

Inestabilidad del tipo de cambio

La última semana de octubre el dólar llegó a cotizarse a S/. 3.68, la más alta de las últimas dos décadas. Esto complica la situación de quienes tienen deudas en dólares, lo que es más grave aún en el caso de los desocupados.

Estancamiento de la inversión privada

Es evidente que en las circunstancias actuales difícilmente los empresarios pondrán en riesgo su capital y esta cautela repercute directa y negativamente en la oferta de trabajo.

La inversión pública no levanta

En una situación de crisis, el Estado normalmente interviene con políticas contracíclicas –sobre todo inversiones en infraestructura- con la finalidad de generar empleo y estimular la economía. Los casos de corrupción en este sector, sin embargo, hacen casi imposible llevar adelante una política de estas características.

Estas son algunas de las razones, entre otras, por las cuales empresarios y ciudadanos en general deben tener especial cuidado con las decisiones financieras que tomen. Mantener un negocio a flote o contar con un empleo es realmente un privilegio en un año que ha sido devastador para un gran número de peruanos. Prudencia y cautela en el manejo de nuestra economía es la consigna.

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