Tecnología, ética y Revolución 4.0

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Klaus Schawb, director Ejecutivo del World Economic Forum (WEF) y uno de los mayores entusiastas con las proyecciones que se desprenden de su curso, ha definido la Cuarta Revolución Industrial como un conjunto de “cambios tecnológicos que modificarán fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos”. “En su escala, alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes”, ha declarado. En suma, la Cuarta Revolución Industrial o Revolución 4.0 puede entenderse por la convergencia de tecnologías digitales, físicas y biológicas que anticipan un mundo distinto del que conocemos.

Es evidente que la evolución de la tecnología ha transformado y continúa transformado de forma significativa la vida de las personas. Tan solo dos décadas atrás, pocos habrían imaginado tener el mundo al alcance de las manos desde un Smartphone, realizar transacciones diversas y estudiar desde la comodidad de una computadora o que la inteligencia artificial se convirtiera en una importante aliada de la medicina.

En opinión de un sector de la ciencia y la empresa, estos avances inciden positivamente y traen consigo la solución de un gran número de problemas, además de un salto de la economía mundial estimado en US$ 14,000 millones durante los próximos tres lustros. Hasta allí todo bien, ¿pero qué ocurre cuando se proyecta un ahondamiento de las diferencias de ingresos o la posibilidad de un volumen de desempleo sin precedentes por causa del desarrollo ilimitado de la tecnología y la automatización?

“El futuro del empleo estará hecho de trabajos que no existen, en industrias que usan tecnologías nuevas, en condiciones planetarias que ningún ser humano jamás ha experimentado”, sostiene David Ritter, CEO de Greenpeace Australia/Pacífico.

Elizabeth Garbee, investigadora de la Escuela para el Futuro de la Innovación en la Sociedad de la Universidad Estatal de Arizona, Estados Unidos (ASU), refiere por su parte que “en el juego del desarrollo tecnológico siempre hay perdedores. Y una de las formas de inequidad que más me preocupa es la de los valores. Hay un real riesgo de que la élite tecnocrática vea todos los cambios que vienen como una justificación de sus valores”.

Tenemos, así, dos frentes de la Cuarta Revolución Industrial que suscitan temores. En ambos casos, la interrogante a la que aún no se da una respuesta clara es el papel que desempeñarán los grupos de personas que queden fuera de la carrera tecnológica.

De acuerdo al último Barómetro Global de Innovación que publica General Electric, y que compendia las opiniones de más de 4,000 líderes y expertos de 23 países involucrados en las transformaciones, un 70% de ejecutivos tiene expectativas positivas sobre la Cuarta Revolución Industrial, pero un 17% teme que tenga un impacto negativo en los trabajadores.

Se podría concluir a partir del estudio que existen ciertas reservas en torno a las consecuencias de la Revolución 4.0. Existe preocupación por lo que podríamos denominar “darwinismo tecnológico”, donde aquellos que no se adapten a los cambios no lograrán sobrevivir.

Y si todo esto se viene dando con la velocidad que conocemos, el efecto de la Cuarta Revolución Industrial podría ser aún más severo que el que generaron las dos revoluciones precedentes.

Fuente:

http://www.bbc.com/mundo/noticias-37631834

 

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