Preparando a los hijos para la elección de una carrera
¿Realmente un adolescente está preparado para elegir una carrera y saber qué quiere hacer con su vida?
La edad entre los 16 y 18 años se conoce como adolescencia tardía cuando hablamos del desarrollo cognitivo. Recién a esta edad se empieza, rudimentariamente, a pensar y tomar acciones no egocéntricas. La justicia, la equidad, la herencia son conceptos y acciones que empiezan a aparecer. Casi no tolera opiniones y puntos de vista diferentes, empieza recién a pensar en el rol que asumirá en la sociedad, inicia el desarrollo de toma de decisiones formales y es altamente idealista. Es en estas condiciones, naturalmente humanas, en la que le pedimos a nuestros jóvenes que tomen una decisión de vida: elegir una carrera. Como vemos no está, cognitivamente hablando, listo para hacerlo.
Algunos padres esperan que en cuanto finalizan la secundaria, los chicos deben “madurar”, tomar grandes decisiones y valerse por sí mismo, casi como por arte de magia. Y en esta situación, se aplica el principio Agustiniano : “Nadie da lo que no tiene”.
Si por propia naturaleza no están preparados a esa edad para tomar decisiones, si son por esa misma naturaleza altamente idealistas, si los temas que rondan su mente y que son altamente importantes son la justicia, la equidad, y hasta ese momento no han tomado ninguna decisión importante en sus vidas, ¿cómo decidir algo tremendamente importante como una carrera o profesión que defina el resto de su vida?
Si hasta finales del quinto de secundaria, un joven ha recibido el desayuno a la mesa o a la cama, no se vale por sí mismo, o nunca participó de la toma de decisiones de la casa, ¿cómo pretendemos que pueda tomar una decisión de vida en enero del siguiente año?
Frente a esta situación, ¿qué debemos hacer para ayudar a la naturaleza y estimular el desarrollo cognitivo de nuestros hijos, para formar jóvenes capaces de tomar decisiones en la etapa de la adolescencia tardía?
Los padres debemos, desde la niñez o la adolescencia precoz (10-12 años), permitir que los hijos colaboren con las tareas de la casa y, poco a poco, asuman real responsabilidad por alguna de ellas; debemos involucrarlos en los temas y conversaciones de nuestra real vida cotidiana, debemos permitirlas tomar pequeñas decisiones de la casa que involucren a todos y felicitarlos por sus buenas tomas de decisiones y analizar con ellos aquellas veces que las veces que no fueron correctas para identificar “que hacer” y “que no hacer”.
La siguiente vez, ayudémosle a generar sus propias ideas, a comunicarnos sus sueños e ilusiones y trabajemos con ellos para ponerlos en “blanco y negro”; vea programas con él y pida sus comentarios , incentive opiniones contrarias para practicar con él su tolerancia a la frustración, y, por sobretodo, ámelo y recuerde que amar incluye formar.
Si desea que su hijo esté preparado para elegir una carrera, prepárelo desde casa con algunas de las sencillas y hogareñas situaciones propuestas. Esto le ayudará a estimular su desarrollo cognitivo y a formar su criterio para tomar decisiones correctas y oportunas.