El Perú ante una posible tercera guerra mundial

el perú ante una posible tercera guerra mundial

Donald Trump, Vladimir Putin, Kim Jong Un. Son nombres que vienen sonando mucho últimamente. El riesgo de un conflicto armado de proporciones mundiales alarma a todos, y ha hecho que el Reloj del Fin del Mundo adelante sus manecillas 30 segundos –hoy estamos a 2 minutos y medio del Armagedón según este indicador. Lo claro es que hoy, como hace más de 30 años no sucedía, el mundo está al filo de un conflicto que podría significar un cambio generalizado en la geopolítica global, y obviamente el entorno comercial se vería igualmente afectado.

Si un conflicto se llegara a dar, las interrogantes que un país como el Perú debe hacerse deberían ser tres: ¿Qué hacer antes del conflicto? ¿Qué hacer durante el conflicto? ¿Qué podemos hacer, en el caso hipotético de que se dé, después del conflicto?

Para responder a la primera pregunta, es necesario entender el papel del Perú en el ámbito comercial mundial. Somos un país exportador de materia prima. Somos uno de los países que da de comer al mundo. A cambio, requerimos tecnología y servicios ya que nuestra industria local es incipiente y está muy atrasada comparada incluso con nuestros competidores directos en la región, como Chile. Tenemos, gracias al Callao, una posición estratégica para el comercio, pero la falta de infraestructura portuaria nos ha relegado a un segundo plano, haciendo que Panamá se convierta en el hub de Latinoamérica. Nuestra posición como potencia militar tampoco es sólida, por lo que antes de un conflicto el Perú se vería relegado al papel de los países con voz (en la ONU) pero con un voto o una participación muy reducida.

La segunda y tercera pregunta, sin embargo, cambia la situación para el Perú de manera drástica. Para empezar, al ser justamente una fuente de materia prima, durante un conflicto siempre hay necesidades primarias para las tropas -alimentos, bebidas, medicamentos y claro, municiones- que podríamos cubrir. Si bien en medicamentos y municiones no podemos competir, el Perú es cuna de algunos de los alimentos energéticos más ricos del planeta. El boom de la kiwicha, quinua, chía y otros granos y cereales andinos se dio desde que la NASA anunció que estaba integrando los mismos en la dieta de los astronautas por su valor energético a inicios de los años 90. Ante un potencial conflicto bélico las necesidades de alimentación de las tropas pueden generar un aumento en la demanda de productos con alto contenido calórico y energético, cultivados en el Perú desde tiempos ancestrales.

Por último, si debemos preguntarnos qué hacer después de un conflicto, debemos ver qué es lo que sucede en un conflicto. Un conflicto armado de la magnitud que se prevé puede generar pérdidas de millones de dólares por destrucción. Sin embargo, tras la destrucción es indispensable para cualquier país iniciar el proceso de reconstrucción. Perú es exportador de metales usados en construcción como el cobre y el hierro, ambos muy necesarios en la industria. Asia se ha visto beneficiada con la calidad de nuestros productos. Prueba de ello es que China es nuestro principal socio comercial y quien más ha comprado minerales peruanos desde hace más de 10 años, seguido de Estados Unidos. (fuente: SIICEX)

El Perú tiene mucho que ofrecer al mundo en momentos de crisis. Los productos están ahí, pero es necesario ordenarnos internamente. Con lo que el mundo necesitaría, ¿tendremos la capacidad de abastecer el volumen necesario? ¿Podrán los productores nacionales agruparse para conseguir un crecimiento conjunto? Estamos en una situación privilegiada: podemos anticiparnos a los hechos y prepararnos para el mercado futuro. Como profesionales de Negocios Internacionales, podemos empezar a tender puentes para aprovechar la coyuntura, por más lúgubre que esta se presente a futuro. Encontrar oportunidades ante la adversidad debe ser una constante en las empresas y en los países. ¿Lo hará el Perú?

*Este post es una colaboración de Jorge Alvarado Percovich, docente de la Facultad de Negocios de la Universidad Privada del Norte.

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