Retos para la economía de La Libertad

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El principal reto de La Libertad es propiciar un crecimiento dinámico, sostenido, diversificado, orientado principalmente al sector externo (fundamentos del crecimiento), y que se traduzca de manera tangible en el mejoramiento de la dimensión social de su población (educación, salud, calidad de empleo, medio ambiente, etc.), no solo de la franja costera, sino también de la zona andina, que está postergada en cuanto a condiciones de vida e ingresos.

Si bien es cierto que los problemas de la región no se resolverán en el corto plazo, pues mucho de ellos son estructurales, son urgentes medidas correctivas para ver los resultados tangibles en el mediano plazo. Debe haber un compromiso por parte de las instituciones públicas (gobierno regional y gobiernos locales) y el sector privado (empresas y sociedad civil) de trabajar en equipo en busca del bien común que permita mejorar los indicadores económicos y sociales.

El crecimiento promedio anual de La Libertad entre los años 2007 y 2015 fue de 4,1 por ciento, tasa inferior al resultado nacional (5,3 por ciento) y de regiones (4,6 por ciento). Inclusive menor a nuestros pares de la zona norte: Lambayeque (5,8 por ciento), Tumbes (5,7 por ciento) y Piura (5,0 por ciento). En cuanto al PBI per cápita, el crecimiento promedio anual, en términos reales, fue de 2,8 por ciento, por debajo del resultado nacional (4,1 por ciento) y de regiones (3,6 por ciento). Inclusive menor a nuestros pares de la zona norte: Lambayeque (4,9 por ciento), Tumbes (4,2 por ciento) y Piura (4,1 por ciento).

Si la región crece a un ritmo promedio anual de 4 por ciento, alcanzaríamos el PBI per cápita actual de Lima en el año 2038; mientras que si crece a una tasa de 7 por ciento, el tiempo se reduce al año 2026. El reto es retomar el crecimiento, pues La Libertad desde el año 2014 registra crecimientos menores al 2 por ciento y posiblemente el 2016 sea menor al 1 por ciento.

Para afianzar y hacer sostenido el crecimiento, es necesario reducir su volatilidad a través de la diversificación productiva. Se debe aminorar la dependencia en las exportaciones totales de las exportaciones mineras y si bien la agroindustria está en esa contribución se deben de aprovechar las potencialidades que se tienen en otros sectores: forestal, acuicultura, agricultura orgánica, turismo, calzado, metalmecánica, entre otros.

La actividad forestal en la región dispone de 280 mil hectáreas aptas para reforestar. Algunos gobiernos locales del ande vienen impulsando este sector pero no con fines comerciales sostenibles y rentables. Aquí es donde se requiere apoyo público, en particular, en organización, información y orientación en general.

La agricultura orgánica es otra oportunidad de diversificación productiva por la gran demanda internacional de productos orgánicos. Solo en Estados Unidos, el requerimiento de alimentos orgánicos creció en 15 por ciento promedio anual entre los años 1997 y 2014, según cifras de Organic Trade Association.

La mejora del rendimiento agrícola, particularmente de la zona andina, es otro reto necesario de enfrentar. En la región solo el 52 por ciento de la superficie agrícola total (529 mil hectáreas) cuenta con algún tipo de infraestructura de riego; sin embargo, en la zona andina la superficie se reduce a 24 por ciento. Ello no permite tener mejores rendimientos en campo e incrementa el riesgo de fracaso pues la actividad agrícola depende solo de riego bajo secano (lluvias), imposibilitando dos cosechas por año y perjudicando su nivel de ingreso.

Se requiere generar y consolidar un clúster agroindustrial en la zona costera y fortalecer los eslabonamientos productivos con agricultores organizados de la zona andina. En la actualidad muy poca vinculación existe entre la agroindustria y el agricultor del ande, básicamente por falta de organización de productores, restricciones de conectividad, incumplimiento de contratos, baja calidad y productividad del pequeño productor.

En cuanto al turismo, al margen de impulsar circuitos turísticos de playas (Huanchaco, Chicama, Pacasmayo) y la ruta Moche, se debe de impulsar otros circuitos como el de Otuzco, Santiago de Chuco y Huamachuco (turismo comunitario rural, de aventura, paisajístico, arqueológico, religioso, etc.), orientados tanto al turismo interno como al receptivo. En la fase inicial, se podría promover la participación de la cooperación internacional para que desarrolle un centro turístico piloto en donde al margen de brindar servicio de hospedaje se pueda proporcionar capacitación a los pobladores locales en carreras técnicas orientadas al turismo. Esto serviría como catalizador para que el sector privado, una vez generada cierta demanda y en crecimiento, se decida a invertir en la zona. Cabe precisar que entre los años 2010 y 2015 los arribos de nacionales a los establecimientos de hospedaje en la región crecieron a una tasa promedio anual de 10,7 por ciento, a diferencia de los extranjeros, que se contrajeron en 0,6 por ciento.

La actividad de fabricación de calzado se mantiene retraída pese el gran potencial de la región. La producción se orienta básicamente al mercado nacional siendo minúsculas las exportaciones, no obstante que mercados como Estados Unidos y Suiza tienen disposición a pagar precios altos por calzado de calidad. Para ello es relevante la provisión de información de mercados, desarrollo de capacidades en temas de branding, marketing, producción, diseño, entre otros.

En el aspecto social, si bien la pobreza monetaria se redujo en la región de 39,1 por ciento en 2007 a 25,9 por ciento en 2015, esto se ha logrado a un ritmo menor que el promedio nacional (de 42,4 a 21,8 por ciento). Igual resultado se ha dado en la pobreza rural, que pasó de 73,6 por ciento a 59,5 por ciento en los años de referencia, a diferencia del resultado nacional (de 74,0 por ciento a 45,2 por ciento). Así, de los 20 distritos más pobres del país, siete se sitúan en La Libertad, entre ellos Curgos como el más pobre a nivel nacional y la provincia de Julcán como la más pobre del país.

En Educación, se requiere mejorar la calidad, particularmente en comprensión lectora y matemáticas. Por ejemplo, en el primer aspecto, solo el 42,5 por ciento de los alumnos de 2° grado de primaria alcanzaron el nivel satisfactorio, mientras que en matemáticas solo el 23,2 por ciento. Para el 2021, de seguir el primer indicador mejorando a su tasa tendencial, llegaría a 62,8 por ciento, en cambio de seguir la tendencia de Tacna (el mejor posicionado en el país), llegaría a 81,9 por ciento. Al 2015 solo el 52,1 por ciento de los colegios públicos cuentan con los tres servicios básicos. Por ello, antes de ejecutar obras sobredimensionadas, se debe priorizar en dotarlos de servicios de agua, desagüe y electricidad. La evidencia internacional muestra que la mejora marginal en los resultados de aprendizaje en los alumnos son menores luego de que se les brinda una infraestructura básica de calidad. Uso eficiente de los recursos. También se podrían empaquetar proyectos de colegios de las diferentes provincias de la región y licitarlos vía el mecanismo de obras por impuestos.

En Salud, hay que reducir la desnutrición infantil cuyas cifras muestran que en el 2015 la desnutrición infantil afectó al 15,9 por ciento de los menores de 5 años (Patrón OMS) y la prevalencia de anemia infantil (de 6 a 59 meses de edad) fue de 24,7 por ciento. Para el 2021, como mínimo deberíamos aspirar a que ambos indicadores se sitúen en alrededor de 5,0 por ciento.

En empleo, hay que enfrentar el elevado nivel informal que existe. En el  2015, el empleo informal  afectó al 77 por ciento de la Población Económicamente Activa ocupada (918 mil personas) y si se continúa con la reducción tendencial de la región, al 2021 el empleo informal afectaría al 73,1 por ciento de la PEA; mientras si decrece al ritmo de Lima (la tasa de reducción más alta en el país), se situaría en 69,4 por ciento, lo cual refleja un gran reto para la región, por ser el tema de la informalidad muy complejo.

*Este post es una colaboración de Alejandro Inga Durango, docente de la Facultad de Negocios de la Universidad Privada del Norte.

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