Riqueza natural del Bosque Cañoncillo

Como parte del curso de Patrimonio Cultural y Natural, realizamos hace algunas semanas una visita al Bosque Arqueológico Cañoncillo con el fin de identificar los recursos naturales y culturales que existen en él. Logramos identificar la flora y fauna, el tipo de clima y especies de aves. Asimismo, pudimos observar el grado de conservación ambiental en que se encuentra el bosque.

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Tal como manifestó el guía turístico, el Bosque Complejo Arqueológico Cañoncillo está ubicado en Tecapa, distrito San José, provincia de Pacasmayo, y abarca 1310 hectáreas, equivalentes a 9000 m2. Por ser territorio perteneciente a un valle de gran actividad agrícola, posee elementos bióticos diversos, entre los que destacamos el algarrobo tipo sombrero (denominado muña o puña) y el jaipe, considerados como los principales en el complejo.

Destaca asimismo la presencia de concuno (arbusto), chilca, pial, zapote, uña de gato, yunto y flor de arena. Del algarrobo se obtiene la algarrobina, café y licores diversos, y a menudo su madera es utilizada como materia prima para vigas debido a su gran resistencia. El árbol espino o faite nace en suelos húmedos y su madera se usa para hacer lanchas pesqueras; el concuno es un fruto que también nace en suelo húmedo y sirve para curar los síntomas de la peste o moquillo en animales, y al chilca se le atribuye propiedades curativas para el reumatismo.

Debido a la presencia de lagunas, existen plantas acuáticas como la verdolaga de agua, las lapas y el rabo de zorro. De manera especial resalta la inea, clasificada por los pobladores como macho (hoja en forma de casquillo de barro en la punta) y hembra (hoja alargada) según sus características, que es utilizada para elaborar petates artesanales que son vendidos en la comunidad.

La diversidad en el reino animal se manifiesta en reptiles como el cañán, cuyos machos son de un verde azulado y unos 45 cm aproximadamente, mientras las hembras, de un color marrón ámbar, alcanzan en promedio los 35 cm. Lagartijas, boas, corales, culebras amarillas, sancarrancas con colas redondas -suelen ser muy venenosas-, además de pacazos completan una fauna singular.

En el horizonte y en las copas de los árboles habitan 55 especies de aves diferentes como chiscos, tordos, águilas, gavilanes, halcones, palomas serranas, cuculas, tórtolas, ruiseñores, abejeros, chilalas, putillas o petirrojos, solo por nombrar algunos. Particularmente la chilala hace sus nidos en los árboles, con diferencias para la hembra y su cría, así como para el macho.

Los mamíferos que habitan el lugar son el zorro costero, zorrillo, hurones, gato montés y ardilla nuca blanca.

Lo que más llamó nuestra atención son las hermosas lagunas del bosque, denominadas Gallinazo, La Larga y Cañoncillo. La segunda de ellas mide 2 kilómetros y es fangosa; solo es posible apreciarla mas no entrar. En su interior habitan plantas acuáticas como el sombrerito de abad, grama dulce, grama boa (mide un metro y medio). La laguna Cañoncillo es denominada así por la formación de ambos cerros, que cierran el espacio con el cerro La Faja.

Ha sido importante conocer este hábitat de riqueza natural, de lo que surge la conciencia de protegerlo y darle sostenibilidad.

*Este post es un testimonio de Luis Alberto Mercado Rivas, estudiante de la carrera de Administración y Servicios Turísticos de la Universidad Privada del Norte.

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