“CADE 2017 marcó un antes y un después en mis ideales”

"cade 2017 marcó un antes y un después en mis ideales"

Hace un tiempo venía preguntándome si realmente valía la pena todo mi esfuerzo en la universidad y aunque me falta muy poco para culminar mis estudios, creía que tantas amanecidas, trabajos elogiados y buenas notas al final no me llenaban del todo (y eso que soy de las personas que creen que las calificaciones no definen tu inteligencia, aptitudes o capacidades). Observaba a mi alrededor y todos ya tenían trabajos, prácticas y yo, la de las buenas notas, aún no. Sin embargo, ese momento llegó hace unos días cuando tuve la oportunidad de ingresar al CADE Universitario 2017 y comprendí que el esfuerzo sí tiene su recompensa, y no es algo material como siempre lo pensé.

“Aún no lo supero”, sería la frase correcta para explicar cómo me siento ahora luego de haber vivido esta experiencia, la cual no solo marcó un antes y un después en mis pensamientos e ideales, sino también en el de todos los cadeístas, expositores, organizadores y todos aquellos que hicieron posible que un año más fuese el máximo encuentro de líderes de todas las universidades, institutos y escuelas superiores del Perú.

El CADE Universitario es más que una convención. Implica compartir con muchas personas que, como yo, vienen de otras regiones, culturas y realidades distintas. Es vivir tres días y medio de full adrenalina, enlazando nuevas amistades, creando nuevos proyectos, experimentando dormir como un cadete más de la naval, llegando en punto al comedor y desconectándote un poco de tu vida cotidiana. Sabiendo que estás recopilando todo lo bueno mientras florece nuevamente ese espíritu de justicia y el deseo por el cambio de tu país que tenías guardado desde que iniciaste la universidad, y que a estas alturas, por priorizar las prácticas, trabajos y martirizarte con la tesis, habías olvidado.

El día llegó y a las siete de la mañana ya estábamos en IPAE donde me encontré con todo mi team UPN, chicos que venían de Trujillo y Cajamarca, listos para embarcarnos en buses que nos llevarían a la Base Naval del Callao. Llegamos, nos registramos y nos colocaron un distintivo con el número de habitación, grupo de trabajo para el Desafío CADE y la hora de la Entrevista de tu Vida. El nombre me asombró, pero se lo merecía, pues los tres finalistas de ésta se irían a conocer una de las sedes de Nestlé en el mundo con todos los gastos pagados. Los procesos de selección para la entrevista eran dinámicas grupales e individuales, y fueron hechos nada menos que por los representantes de Michael Page, reclutadora líder en el mundo.

El Desafío CADE de este año consistía en realizar un proyecto en el cual se buscaba incentivar la formalización de las Mypes, plasmándolo en un video de tres minutos como máximo, que debíamos elaborar en grupos durante esos tres días. Cabe mencionar que días previos al inicio sabíamos del tema, mas no de cómo lo haríamos. Así que las probabilidades de que hubiéramos llevado laptops, tables o cámaras era de 1 en 100.

El proceso fue muy divertido y enriquecedor. Mi grupo estaba conformado por estudiantes de medicina, ingeniería agrónoma, ingeniería eléctrica, un cadete de la escuela militar y yo, la que probablemente estaba más cercana al tema en cuestión. En un primer momento todos nos amilanamos, otros grupos tenían una mejor distribución. Sin embargo, eso fue lo que nos caracterizó. Nuestro video clasificó a la etapa final y quizás no ganamos, pero haber destacado nos hizo felices, haciéndonos entender que no es necesario tener una profesión cercana a las leyes o al Estado para saber que podemos realizar un cambio en nuestra sociedad.

Tengo que concluir agradeciendo a la Universidad Privada del Norte, a mi facultad y todos los que estuvieron dándonos ánimos y aliento en esta bonita experiencia. Representar a tu casa de estudios nunca será fácil, pero siempre perseveren, que cada quien se encuentra en su tiempo y lugar. Cuando menos lo esperen, podrán tener la oportunidad de brillar y liderar para hacer algo por los demás. Seamos más empáticos, recordemos nuestros valores y, sobre todo, recordemos que el Perú somos todos, así que ¡Hagamos lo correcto, hagámoslo siempre!

*Este post es un testimonio de Alexandra María Del Pilar Balboa Haro, estudiante de la carrera de Derecho de la Universidad Privada del Norte.

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